Hay que decirlo: Henry Cavill sí que es Superman. Por fin un actor a la altura del desaparecido Christopher Reeve. Y vaya si lo está. Su espectacular físico, conseguido a base de mucho esfuerzo y entrenamiento, es ya una excusa para ver <i>El Hombre de Acero</i> en un pantallón de cine. El joven actor británico, se ve, se nota y se palpa: irradia atractivo por todos lados. Su acento de la isla de Jersey de Channel Islands es, ¿cómo decirlo?, perfecto, no me canso de escucharlo (por no decir que su voz es tope sensual, me enamora). Un regalo para la vista y los oídos, un bomboncito dulce. Ya lo catalogan como sex-symbol aunque a él no le importa: simplemente quiere ser Henry. Un actor que cuenta historias. Y punto. Con Superman ha cumplido con creces las expectativas. Y todos, ¡¡por Krypton!!, la mar de contentos (y más de una contenta). <br /><br />Cortesía de revista Acción Cine.
