El cierre parcial del Gobierno estadounidense entra en su segunda semana y deja en evidencia que la "primera potencia mundial" no puede pagar el día a día de las actividades elementales de su Gobierno. Obama ha dicho este martes que está dispuesto a hablar sobre cualquier tema y a negociar cualquier partida presupuestaria con el Partido Republicano, pero ha reiterado que no lo hará mientras continúe el chantaje y el Estado cerrado. Obama teme que el país entre en suspensión de pagos si demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo en la Cámara de Representantes y el Senado antes del 17 de octubre. El cierre dejó ya el primer día a más de 800.000 funcionarios en casa, los militares están acudiendo a sus puestos pero sin cobrar y museos y parques nacionales continúan cerrados. La situación es crítica y se prevé una crisis igual o peor que la de 2008, según anuncia el Tesoro estadounidense. El Shutdown ha provocado la parálisis de la Administración y, para algunos analistas, refleja que el capitalismo no da para más. Una encuesta publicada este lunes revela que 7 de cada 10 ciudadanos estadounidenses ven la situación como grave.