En la isla filipina de Leyte, la colas son kilométricas para conseguir un saco de arroz. <br /><br />Ocho días después de que el paso del tifón Haiyan se llevara la vida de 4.460 personas, según el último cálculo de Naciones Unidas, la ayuda internacional continúa llegando a la región central de Filipinas…y lo que es más difícil, a zonas rurales retiradas donde aún se está desalojando a personas afectadas.<br /><br />Una ayuda encabezada por Estados Unidos, que este fin de semana ha enviado 900 infantes de Marina más a este importante aliado asiático.<br /><br />El viernes llegó el portaaviones estadounidense George Washington y su flotilla que incluye nueve naves, 23 helicópteros y 7.000 soldados.<br /><br />El tifón también se ha llevado por delante al menos seis iglesias recogidas en el patrimonio nacional de un país especialmente católico. <br /><br />“La fe no se destruye, somos fuertes, y tenemos una fuerte fe en Dios”, dice una vecina cerca una iglesia de Taclobán, donde los niños, como en todas las tragedias, dan aliento a los adultos con sus juegos y sonrisas insconscientes<br /><br />El tifón “Haiyan”, con vientos de hasta 315 kilómetros por hora, fue el tifón más fuerte registrado y el tercer desastre más mortífero en la historia reciente de Filipinas.