Con la habitual estética local, el joven dictador de Corea del Norte ha lanzado una mezcla de amenazas nucleares y buenos deseos que Occidente analiza intentando descubrir los nuevos objetivos de este oscuro régimen. <br /><br />Ha realizado un llamamiento para mejorar las relaciones con Corea del Sur. Pero también ha tachado a su vecino y a Estados Unidos de “maníacos de la guerra” por sus habituales maniobras militares en la zona. Y ha advertido a ambos países sobre una posible catástrofe nuclear mortal. <br /><br />Impasible, el líder norcoreano ha descrito la sorprendente ejecución de su tío y mentor Jang Song-thaek como una forma de limpiar el partido de escoria antirrevolucionaria.<br /><br />En los treinta minutos de su alocución, el líder norcoreano también ha hablado sobre sus planes económicos, que, ha asegurado, darán prioridad a la agricultura, la construcción y la ciencia.