Jorge Mario Bergoglio lleva un año vistiendo el hábito de papa Francisco. 12 meses de pontificado que comenzaron con un sencillo “Hermanas y hermanos, buenas tardes” y que parecen haberle dado, al menos en las formas, un nuevo aire a la Iglesia católica.<br /><br />Este cardenal argentino llegó al trono de San Pedro de manera un poco inusual ya que su nombramiento se produjo tras la insólita renuncia de su predecesor, Joseph Ratzinger.<br /><br />“Creo que hay dos asuntos que el papa tendrá que afrontar. El primero es el abuso sexual a menores por parte de sacerdotes, el papa ha estado muy callado en este aspecto y creo que la gente está esperando una respuesta. Y el segundo tema es el de la mujer porque se ha hablado mucho del papel de la mujer en la toma de decisiones dentro la Iglesia y de momento no ha puesto a ninguna mujer en un lugar significativo”, decía el vaticanista Robert Mickens.<br /><br />El discurso cercano y humilde del primer papa latinoamericano fomentó las esperanzas de cambio en una institución anquilosada por la tradición y la opacidad. Pero para revolucionar la Iglesia tendrá, entre otras cosas, que reformar la curia, solucionar la corrupción y acabar con la pederastia.
