¡Oh bienaventuranza fértil de los que saben <br />ir gimiendo y llorando despreciativamente, <br />como en la Salve, que es un óleo y una fuente! <br /> <br />Yo también supe antaño de la bondad del cielo <br />que en mis acerbos pésames llovía, <br />y compuse mi Salve, con la fe de un cruzado <br />bajo los muros de Antioquía. <br /> <br />Mas hoy es un vinagre <br />mi alma, y mi ecuménico dolor un holocausto <br />que en el desierto humea. <br />Mi Cristo, ante la esponja de las hieles, jadea. <br />Con la árida agonía de un corazón exhausto. <br /> <br />¡Señor, Tú que colocas <br />resina en la corteza impenitente <br />y agua entrañable en las adustas rocas, <br />hazme casto y humilde para poder llorar <br />la bienaventuranza de aquel llanto deshecho <br />que fertiliza lava el pecho, <br />y verás cómo mi alma se atavía <br />y trueca su congoja en alborozo <br />par escalar los muros de Antioquía!<br /><br />Ramon Lopez Velarde<br /><br />http://www.poemhunter.com/poem/como-en-la-salve/