Obviamente, nuestra forma de valorar el atractivo o la belleza de nuestros semejantes es un proceso infinitamente más complejo en el que entran en juego numerosos factores. "Cuando miramos las caras como lo hacemos todos los días, cada mitad envía señales diferentes a los dos hemisferios cerebrales, que también son asimétricos en sus funciones. Esto podría explicar por qué una simetría facial perfecta no es crucial", asegura Dahlia Zaidel, de la Universidad de California. Los aspectos emocionales tienen sin duda un importante papel en el teatro de la atracción. Como consecuencia de la especialización emocional de los hemisferios cerebrales, el izquierdo más bien racional y el derecho creativo, se han extraído teorías sobre la simbología psíquica de cada lado de la cara y la interpretación de su morfología. La mitad izquierda del rostro manifestaría el inconsciente del individuo, su mundo oculto, mientras que la derecha sería el reflejo del consciente, la cara pública.