Haron Monis, refugiado iraní y simpatizante del grupo yihadista Estado Islámico, de 49 años, ha mantenido en vilo a Australia durante más de 16 horas. Llegó al país en 1996. <br /><br /> Entre sus reivindicaciones estaba poder entrevistarse con el primer ministro australiano, Tony Abbott, aunque sus motivaciones no están claras.<br /><br /> “Este bolígrafo es mi arma, y estas palabras son mis balas. Lucho con estas armas contra la opresión para promover la paz”, decía a los medios tras haber sido acusado de varios delitos, el año pasado. Entre ellos el de complicidad en el asesinato de su exmujer. <br /><br /> En total pesan sobre él medio centenar de cargos, por agresión sexual y comportamiento indecente, de la época en la que ejerció como curandeo en Sídney, hace una década. <br /><br /> Estaba en libertad condicional por haber enviado cartas ofensivas y amenazantes a las familias de los soldados australianos muertos en Afganistán. <br /><br /> Monis aseguraba recibir ataques constantes del Gobierno australiano y se comparaba con el fundador de Wikileaks, afrimando que los cargos de abuso sexual contra él obedecían a “razones políticas”.
