Viena ha pasado a la acción. Tras el escándalo, su ministra del Interior, Johanna Mikl-Leitner, ha presentado una denuncia por “investigaciones secretas en detrimento de Austria”. <br /><br /> Todo tras conocerse que los servicios secretos alemanes habrían colaborado con los estadounidenses para espiar a dirigentes y empresas de Austria, Francia y otros países.<br /><br /> La situación ha puesto contra las cuerdas a la canciller, Angela Merkel, porque los socialdemócratas, sus compañeros de viaje en la gran coalición, quieren saber todos los detalles.<br /><br /> “Si ha habido una participación de los servicios secretos en el espionaje económico, esto supondría un gran lastre para la confianza de la economía alemana”, señalo el vicecanciller y líder de los socialdemócratas alemanes (SPD), Sigmar Gabriel.<br /><br /> A juicio de algunos analistas, Gabriel marca distancias con Merkel porque dentro de dos años hay legislativas, aunque el escándalo del espionaje está poniendo en graves aprietos a la canciller.
