Abanicos, ventiladores, aires acondicionados, refrescos y mucho calor. Es la imagen y la sensación que se repite en gran parte de Europa que atraviesa, estos días, una ola de calor. La primera, pero no la última, de este verano que acaba de empezar.<br /><br /> En el sur del continente los termómetros no descenderán de los 30 grados, con picos que pueden llegar a sobrepasar, incluso, los 40. Aunque no de manera tan extrema las temperaturas también han subido una media de diez grados en los países nórdicos.<br /><br /> Los turistas no son ajenos a este problema. En Roma, por ejemplo, fuentes y sombreros se han convertido en su mejor aliado.<br /><br /> Situación parecida en Sevilla, donde el mercurio ha llegado a alcanzar los 41 grados, algo que dificulta, y mucho, el sueño tal como nos cuenta esta mujer: “Muy mal. Aquí en Sevilla no se se duerme si no es con aire acondicionado. Sin él es imposible”.<br /><br /> En París también se arman de paciencia ante una situación que ya conocen. En 2003 la ola de calor causó, según cif