Grupos de sirios siguen llegando al pueblo serbio de Horgos al lado de la frontera húngara. Todos los días pasan por allí de 3.000 a 5.000 refugiados sirios, iraquíes y paquistaníes.<br /><br /> No tienen apoyo. Recorren viejas rutas ferroviarias abandonadas.<br /><br /> Mientras, Rumanía refuerza la frontera con Serbia para impedirles el paso.<br /><br /> Muchos de los refugiados emplearán la noche en poner en pié un campamento antes de escoger el momento para cruzar la frontera húngara y entrar en la Unión Europea.<br /><br /> Lejos de sus casas son la imagen de la crisis humanitaria que ha provocado la guerra y la persecución política en su Siria. <br /><br /> Sin embargo incluso a pocos pasos de la frontera de la Unión Europea, Mahdi, de 20 años no pierde de vista su país: “Cuando salí de Siria no dejé de llorar en ningún momento. Una vez en el Líbano, todas las noches durante seis meses soñaba con Siria. Todos los días; pero tenemos que lograr una vida plena, tenemos que cumplir nuestros sueños”.<br /><br /> Nasir, de 24 años, viene de Ira