LA ISLA SAGRADA <br /> <br />Casi todos sabemos de las maderas parlantes <br />donde la Isla Sagrada guarda su vieja historia. <br />Esas tablillas, con el bastón de mando <br />y algunos ornamentos pectorales <br />mostrando signos y grabados simbólicos <br />extrañamente bellos, <br />acompañaron la salmodia de los sacerdotes. <br />Nadie ha podido descifrar <br />la impenetrable complejidad de sus significados. <br /> <br />Voces que hablan a las estrellas <br />mientras la noche marina tiende su manto de seda <br />sobre la majestuosa superficie del océano. <br />Escritura hermética que pone en evidencia <br />el naufragio de la razón en continentes antiguos. <br /> <br />Fuerzas invisibles de migraciones en masa, <br />donde convergen, para fondear su barco, <br />los mitos más diversos de la humanidad, <br />porque la magia tuvo y tendrá intacto su poder <br />en las civilizaciones. <br /> <br />La caprichosa perspectiva de los hombres <br />continuará como un fragmento perdido <br />de aquellos pobladores atlantes y lemures. <br />En la Isla Sagrada, los caminos trazados <br />conducen directamente a los abismos, <br />como ríos de lava petrificada <br />que pasan sin detenerse por silenciosos muelles. <br /> <br />La enigmática cúspide en forma de burbuja <br />semeja un centinela cautivo en la eternidad, <br />fantasma permanente de los linderos cósmicos. <br />Para muchos talvez sea un gastado jeroglífico <br />sobre ruinosas pirámides <br />o el jalón de una suntuosa deformación megalítica. <br /> <br />De pronto aquellos seres de la Edad de Piedra <br />fueron a la par <br />una comunidad minúscula y grandiosa, <br />varias veces milenaria. <br />¿Quién negará tal teoría onírica y fantástica? <br />¿Quién la violenta ruptura catastrófica? <br /> <br />En la inmensidad los ecos responden al intruso: <br />La marcha fue iniciada por razón del cataclismo, <br />pero la superficie renació de nuevo, <br />después de agonizar bajo las aguas, <br />y los exploradores volvieron en busca de la tierra, <br />llevando consigo plantas y animales exóticos <br />que tristemente no lograron perpetuarse. <br /> <br />El capitán, entonces, con sus años y su gente, <br />se instaló junto a la costa. <br />Luego arribaron otros navegantes <br />cargados con su fardo de marchas milenarias, <br />procedentes del Sur y del Levante. <br />Siguieron otros y otros con su coraje a flote, <br />poblando de preguntas el suelo descubierto. <br /> <br />La vasta soledad de rocas marginales <br />surgió como un testigo sin casta y sin herencia. <br />La falta de grandes troncos para las embarcaciones, <br />convirtió a los marineros en reos de la playa. <br />Y así pasaron años y siglos y milenios, <br />en medio de un silencio nutrido por escombros. <br /> <br />En la Isla Sagrada hoy se veneran <br />las maderas parlantes y peces migratorios; <br />alguien guarda un prontuario de su lenguaje escrito. <br />Aquellos navegantes, creadores y optimistas, <br />hicieron de la isla el teatro de sus sueños.
