SIR FRANCIS DRAKE <br /> <br />Como todo corsario respetable <br />este noble pirata caballero <br />impuso en los sitios más disímiles <br />su ley, su pasión y su bandera. <br /> <br />Probó fortuna en aguas del Caribe <br />saqueando los puertos granadinos <br />y otros tantos de Centro y Suramérica. <br /> <br />Atacó a los portugueses que viajaban <br />con destino a las Indias Orientales, <br />y venció a los ibéricos cayendo <br />sobre Cádiz por sorpresa. <br /> <br />Su Golden Hind, <br />con veintisiete metros de eslora <br />y seis de manga, <br />era una embarcación de buen calado <br />que podía desplazar cien toneladas <br />y ochenta tripulantes ampliamente. <br />Sus dieciocho cañones la guardaban <br />de posibles asechanzas enemigas; <br />desde cofa los vigías, <br />entrenados en ballesta y en mosquete, <br />oteaban dispuestos al combate. <br /> <br />Grandes masas de oro, reunidas, <br />consecuencia de múltiples pillajes <br />efectuados contra barcos españoles, <br />fueron fruto final de las batallas <br />que libró para gloria de Inglaterra. <br /> <br />No contento con tales desafueros, <br />según la relación de sus asaltos, <br />fue asimismo a través de su existencia <br />un curtido y sagaz explorador. <br /> <br />Murió finalmente en Portobelo <br />(amargado en verdad por la derrota <br />que le dieran las tropas españolas) <br />de una simple y vulgar disentería.