CUMPLEAÑOS <br /> <br />No me hubiera enterado del lugar <br />a no ser por el intento de fuga en otro campamento <br />donde estuve retenido por causas de la guerra <br />cuatro meses, dos semanas y tres días. <br /> <br />Mi compañero, piloto de la Fuerza Aérea, <br />anduvo conmigo por selvas y ciudades <br />hasta ser atrapados por la policía <br />cuando estábamos a punto de atravesar la frontera. <br /> <br />Tras largo interrogatorio, <br />al amanecer del día siguiente, <br />comprendí la importancia que tenían <br />las fechas para mí. <br />Un guardia de edad madura informado del suceso <br />demostró su simpatía ofreciéndonos pan negro <br />y bebidas aromáticas. <br /> <br />En medio de una charla inobjetable <br />dije que la prisión no era el sitio más propicio <br />para tales celebraciones. <br />El hombre sonrió de buena gana y se marchó <br />regresando después con dos reclutas <br />procesados igualmente por intento de evasión. <br />Deseaba que pasáramos con los recién llegados <br />intercambiando anécdotas y noticias del conflicto. <br /> <br />A la media hora volvió con otros condenados: <br />Cinco guerrilleros cargados de cadenas, <br />humeantes jarrones de café, bizcochos y galletas. <br />Felices del encuentro <br />realizamos una fiesta memorable. <br />Apiñados codo a codo en tan pequeño recinto, <br />decidimos finalmente con disciplina espartana <br />fraguar el más perfecto plan para una fuga sui géneris. <br /> <br />Trabajábamos en eso cuando el viejo, <br />apoyado por otros carceleros, <br />retiró sin disculparse a todos los invitados. <br />Las pesadas puertas, chirriando estrepitosamente, <br />devolvieron a la celda su cuota de silencio, <br />quedando el capitán y yo, iracundos y vencidos. <br />Sin embargo, a pesar de la derrota <br />no he logrado impedir que aquella tarde <br />siga siendo la mejor que conservo en la memoria.