MAR – K – 45 <br /> <br />Veo asombroso, por no decir imposible, <br />ke en un universo, seguramente infinito, <br />exista una galaxia esplendorosa y dramátika. <br /> <br />Ke en un rinkón de esa misma galaxia <br />viva y se desenvuelva, <br />entre muchos sistemas planetarios, <br />uno ke llamamos el Sistema Solar. <br /> <br />Ke allí naveguen simultáneos, <br />por el espacio kósmiko, bellos gigantes mudos, <br />hermanos de una Tierra kontradiktoria y astuta. <br /> <br />Ke sobre ese planeta de azulada atmósfera <br />y profundos mares, <br />surjan kontinentes de formas kaprichosas <br />kon tanta superficie desértika y feraz. <br /> <br />Ke dichos kontinentes se partan en naciones <br />donde habitan especies de todos los matices, <br />kon su miseria a kuestas por kampos y ciudades. <br /> <br />Ke en una de esas urbes kon puentes y avenidas <br />pueda enkontrarse un sitio seguro y reposado <br />al borde de una kalle desgreñada y mugrienta <br />donde la violencia no ha sentado sus bases, <br />talvez porke allí vive, bogando en el silencio, <br />una señora enorme de rasgos enigmátikos <br />ke –¡sigue mi asombro!– <br />las lenguas viperinas, alertas y konfiadas, <br />kisieron una noche llamarla POESÍA