LAS DIOSAS DEL DESTINO <br /> <br />Fueron conocidas como Nornas <br />y vivían bajo el árbol Yggdrasil <br />en las riberas del manantial Urdar, <br />del que tomaban agua diariamente <br />para irrigar el gran fresno sagrado. <br />Evidenciaban los futuros males <br />exigiendo buen uso del presente <br />y dando explicaciones del pasado. <br /> <br />Tejían el destino con sus manos <br />y custodiaban las manzanas de oro <br />que colgaban del árbol de la vida, <br />la experiencia y el conocimiento, <br />dejando a Idun recoger los frutos <br />que guardaban su eterna juventud. <br /> <br />Alimentaban los divinos cisnes <br />en las orillas de la fuente Urdar. <br />Con las plumas recubrían su cuerpo <br />al iniciar largos viajes por la Tierra <br />junto a las costas de distintos mares, <br />ríos y lagos donde descansaban <br />ofreciendo consejo a los humanos. <br /> <br />Eran sus hilos tan sumamente extensos <br />que mientras una tejedora se encontraba <br />en la cima principal de una montaña, <br />por ejemplo en el extremo occidental, <br />halaba la segunda desde el lejano este <br />sin que la hebra tendida se rompiera. <br /> <br />Los colores eran fuertes y variados <br />según las novedades que anunciaran: <br />los enlutados, extendidos Norte a Sur, <br />auguraban fenómenos fatales; <br />en cambio, los tonos encendidos <br />traían el dinero, el amor y la salud. <br /> <br />Sometidas a Orlog, Señor del universo <br />que ignoraba el principio y el final, <br />Odín las consultaba como ayuda <br />en las riberas del sagrado manantial, <br />pero ellas respondían con silencio <br />aun sabiendo el destino de los dioses, <br />sobre todo en el incierto porvenir.
