PARA LOS NIÑOS <br /> <br />Conjuro <br /> <br />¡Fuerza de la palabra y fuerza de la idea <br />que moras en lo profundo de los abismos humanos! <br />¡Apoya mi entendimiento, ahora y siempre, <br />para expresar con claridad meridiana <br />la esencia de este poema, <br />como homenaje a los niños! <br /> <br />Invocación <br /> <br />Espíritu luminoso y desinteresado, <br />padre del Sol, de las Estrellas y la Luna, <br />de la Tierra, del Aire y de las Aguas: <br />Te invoco con humildad y fe <br />para que impongas tu poder <br />benevolente y creativo <br />contra el miedo insensato a la Oscuridad <br />que medra en el corazón de los niños <br />como un monstruo apocalíptico, <br />por la turbulencia de nuestras ciudades <br />repletas de hollín y vano aceleramiento. <br /> <br />Para que los dioses tutelares, <br />bajo tu sombra cumplan sus promesas <br />por las cuales les adoramos <br />con un fervor sin límites, <br />en los templos erigidos para ello <br />desde tiempo inmemorial, <br />sobre las vastas llanuras <br />y cordilleras que habitamos, <br />según costumbre de los antepasados. <br /> <br />Te invoco también, oh Gran Espíritu, <br />para que la tristeza nunca invada <br />el ámbito alegre y juvenil <br />de las futuras generaciones, <br />abocadas a tantas contradictorias batallas <br />frente al terror y fanatismo crecientes, <br />para que siempre estés atento <br />a la demanda de los perseguidos <br />que imploran tus favores, <br />sea por ellos mismos <br />o a través de los sabios de la tribu. <br /> <br />Oh Espíritu de luz y de bondad: <br />Atiende mi súplica angustiosa, <br />alejada de toda imprecación, <br />para que los niños de la Tierra <br />disfruten las bondades de la vida <br />en su justa carrera al Paraíso.