ERMITAÑO <br /> <br />Soy el alma de Nicolás el ermitaño. <br />Abandoné las pompas de este mundo <br />en una cueva que descubrí en Ocaña <br />para dedicarme definitivamente <br />al servicio de mi Padre Dios. <br /> <br />Me alimentaron los ángeles en vida <br />con bebidas y manjares exquisitos, <br />servidos en recipientes de plata, <br />decorados con oro y piedras finas. <br /> <br />Pero un día los mecenas no llegaron <br />porque Proto mi vecino se había muerto, <br />un vagabundo sinvergüenza y sucio <br />que se arrepintió a última hora <br />y fue llevado al Cielo <br />por un ángel zalamero y grandulón. <br /> <br />Luego otros alados mensajeros <br />vinieron con las viandas de costumbre <br />y me hallaron invadido por la furia <br />mirando a mi Señor como un bellaco. <br /> <br />Así me sorprendió la muerte <br />sin tiempo para arrepentirme, <br />y el Diablo se aprestó a llevarme <br />como regalo a sus profundidades. <br /> <br />Desde allí lanzo blasfemias <br />al iniciar mi regreso cabalgando <br />sobre nubes que vomitan fuego <br />al mundo que dejé al morir, <br />puestas por Satán para asustar ingenuos <br />que descubro en contornos terrenales, <br />donde me llaman despectivamente <br />Fantasma de Nicolás el ermitaño.