UNA LÁGRIMA POR KJERSTI <br /> <br />También, como el noruego, <br />Carlos el taxista drogadicto <br />y el no menos sensible periodista <br />que me contó la historia, <br />derramo una lágrima por Kjersti, <br />la muchacha que ya todos amamos. <br /> <br />Políglota y bella, nuestra Kjersti, <br />con su destino escarpado, <br />profundo y solitario como un fiordo, <br />duerme ahora imperturbable <br />en su angosta pocilga silenciosa, <br />alejada de las luchas y el acoso. <br /> <br />Ella, que lloró tan temerariamente <br />su pasado confuso y atrevido, <br />hoy nos hace llorar desorientados <br />ante el vacío de su ausencia última. <br /> <br />Combatiente indomable del espacio, <br />guerrera infante sobre tierra firme, <br />experta en desiertos y explosivos, <br />buscadora de la paz en el alcohol. <br /> <br />Los secretos que nunca reveló <br />serán para nosotros el misterio <br />que le damos al mundo solidarios, <br />al dejarnos en estéril abandono <br />como fiera salida de su entorno.
