LA VENGANZA DEL GITANO <br /> <br />–¡Huye lejos, muchacho! ¡Huye <br />que el cuerpo de tu padre yace en tierra <br />vigilado por la horrenda noche! <br /> <br />–No huiré, no, aunque se pierda <br />la paz y tranquilidad que tanto anhelo; <br />volveré al colegio, cuidaré la casa, <br />y no descansaré mientras mancillen <br />este suelo que también es mío. <br /> <br />¡Tiemblen matones de pulidos cuellos, <br />carnes fofas y cerebro oscuro! <br />Cuchillos y fusiles despiadados <br />sangrarán el poema como un río <br />de cauce rojo y palidez de muerto. <br /> <br />Aunque sellen puertas y ventanas <br />mis duros perdigones llegarán <br />como rayos a su carne trémula, <br />pues mañana, sin anuncio previo, <br />los gitanos volveremos juntos <br />a cobrar nuestras deudas atrasadas. <br /> <br />Aunque todos deambulen sueltos <br />y listos al gatillo duro y simple, <br />alerta estaremos los gitanos <br />por los arduos caminos del regreso <br />cumpliendo los deberes vengadores, <br />sin tregua ni temor, hasta el final. <br />Habrá paz y silencio nuevamente <br />en el viento que llega y que se va.
