CANCIÓN DE UN HOMBRE VIEJO <br />PARA UNA JOVEN MUJER <br /> <br />Llego al pie de tu gruta perfumada, <br />donde se inician las tibias cordilleras <br />de tus muslos amantes y encendidos, <br />para beber con mi danzante lengua <br />y mis labios de sátiro extraviado, <br />la linfa que proyectas de tu abismo <br />como un volcán de palpitante fuego, <br />junto al Monte de Venus que protege <br />la excitante curvatura de tu ingle. <br /> <br />Yo que he viajado por distintos sexos, <br />degusto el tuyo con pasión suprema, <br />ahora que mi falo adormecido <br />por el paso inexorable de los años <br />me niega el don de penetrar tu cuerpo. <br /> <br />Abre entonces, por favor, tus piernas <br />hasta el extremo de remotos mundos <br />y deja que me inunden los efluvios <br />que brotan de tu fresca adolescencia <br />como fuente Castalia entre mi boca. <br /> <br />Amémonos así, porque mañana <br />llegaremos al final de nuestros vidas, <br />con gran remordimiento por no haber <br />disfrutado del amor y sus liturgias, <br />cuando tuvimos la fuerza y el deseo <br />de apurar nuestras mutuas ambrosías.
