Un hombre secuestra a una joven, la droga y la descuartiza minuciosamente manteniéndola seda, tratando de alcanzar en su tarea la mayor perfección estética posible: su objetivo es hacer de la tortura y la mutilación una obra de arte lo que incluye flores hechas con la carne y los huesos de la víctima. <br />La película es tan gráfica que la policía anduvo tras el director durante el rodaje ya que pensaba que podría tratarse de una snuff movie. Por desgracia, inspiró a un joven real, Tsutomu Miyazaki, a cometer actos similares con pequeñas niñas de entre 4 y 7 años y enviar perturbadoras evidencias a las angustiadas familias. Cuando fue capturado agradeció al director Hideshi Hino por ser su inspiración con esta película lo que hizo que Japón proclamase una ley aún vigente, que prohíbe a cualquier obra artística, cine, teatro, literatura o música, hacerse llamar o titularse "Ginî piggu".