El presidente filipino ha viajado a Japón para intentar calmar los ánimos del Gobierno nipón. <br /><br /> Tanto los medios locales como el Ejecutivo de Shinzo Abe estaban preocupados por el creciente distanciamiento hacia Estados Unidos de Rodrigo Duterte y su acercamiento a Pekín con el viaje que realizó a China la semana pasada.<br /><br /> El nuevo presidente filipino ha insistido en que su visita trató de economía y no de seguridad.<br /><br /> “Filipinas va a seguir trabajando de cerca con Japón en los asuntos que nos conciernen a los dos en la región y que sostienen los valores de la democracia, el respeto al imperio de la ley y la solución pacífica de las disputas, incluyendo el Mar de China Meridional”, decía Duterte.<br /><br /> “Japón agradece los esfuerzos del presidente Duterte con su visita a China y su intento de mejorar las relaciones bilaterales entre su país y China”, apuntaba Shinzo Abe.<br /><br /> A pesar de la aparente sintonía, Duterte volvió a recalcar su apuesta por una política exterior independiente y más alejada del aliado natural de Japón, Estados Unidos. El presidente filipino expresó su deseo de poner fin a la presencia militar estadounidense en los próximos dos años.<br />