Maastricht dio su nombre al tratado que sentó los cimientos de la Unión Europea. La pequeña ciudad holandesa de 120 mil habitantes, a caballo entre Lieja la belga y Aquisgrán la alemana, se ha convertido en un lugar simbólico del gran salto en la integración europea. <br />La firma tuvo lugar a orillas del Mosa, el río franco-belga-holandés, en la sede del gobierno provincial de Limburgo, el 7 de febrero de 1992. Los ministros de exteriores y de finanzas de los 12 Estados miembros de la entonces Comunidad Europea estamparon sus firmas en el Tratado de la Unión Europea, su nombre oficial. <br /><br /> Aníbal Cavaco Silva era a la sazón primer ministro de Portugal y presidente del Consejo Europeo: “Hoy, aquí en Maastricht se ha dado un nuevo paso histórico de la Europa que solidariamente estamos construyendo. El tratado que vamos a firmar representa un avance decisivo en la andadura hacia la Unión Europea, objetivo ambicioso de un proceso sin igual en la historia contemporánea.”<br /><br /> Fué un paso enorme hacia la integración política y económica de Europa ya que los 12 Estados miembros tuvieron que ceder preciadas partes de su soberanía. El tratado de Maastricht o de la Unión Europea, se basa en tres pilares: las Comunidades Europeas, la política exterior y de seguridad común, (PESC) y la cooperación policial y judicial en el ámbito penal, (antes Justicia y Asuntos de Interior)<br /><br /> El tratado introduce la ciudadanía europea en la legislación comunitaria; refuerza las competencias del Parlamento Europeo y crea la Unión Económica y Monetaría con el Euro como moneda. Convertido en el símbolo de una Europa cada vez más integrada, desde que llegó a los bolsillos de los europeos el uno de enero de 2002 el Euro sobrevivió a los embates de la crisis pese a la debilidad de la Unión Económica y Monetaria.<br /><br /> Pero ahora, nuevas tensiones dentro y fuera de las fronteras comunitarias vuelven a poner a prueba la solidez de la construcción europea. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea: “Los que piensan que ha llegado el momento de deconstruir, de despedazar Europa, de subdividirnos por naciones, están completamente equivocados: no existiremos como naciones sueltas sin la Unión Europea.”<br />
