MEDELLÍN <br /> <br />Caminando por la ruta del tranvía <br />me topé con Fernando González, <br />León de Greiff, <br />y don Tomás Carrasquilla, <br />trío de brillante inteligencia <br />que dio gloria y respeto a este valle <br />donde tantos conductores desbocados <br />sobrepasan semáforos en rojo <br />con viejas chimeneas de humo espeso, <br />atosigando la vida que nos queda. <br /> <br />Ciudad de contrastes y entredichos, <br />metro y metroplús modernos, <br />donde las autoridades, <br />ponen paños de agua tibia en las heridas <br />productoras de los miasmas cotidianos, <br />afectando más aún el medio ambiente <br />que agoniza sin remedio en los fangales. <br /> <br />Los drogadictos desfallecen en las calles <br />como perros rechazados por sus amos, <br />cuando no por balaceras asesinas <br />que acortan el camino de la limpieza social. <br /> <br />En algunas bibliotecas y universidades <br />la cultura se defiende verbo a verbo, <br />mientras un populacho embrutecido <br />por el fútbol, el licor y la farándula <br />decide la matanza de la víctima final. <br /> <br />Los artistas reclaman sus derechos <br />con protestas y marchas educadas, <br />en tanto el río (letrina que no cesa) <br />se desliza sin peces, sin oxígeno, <br />hacia un pálido norte arrabalero, <br />asfixiado por los ritos de la incuria <br />que adormece la conciencia ciudadana. <br /> <br />Entre la escoria y el oro <br />de una obtusa idiosincrasia montaraz, <br />Medellín, pretenciosa y rezandera, <br />se hunde torpemente en veleidades <br />y en oscuros socavones burocráticos, <br />donde nacen semillas de infortunio <br />abonadas por políticos y mafias. <br /> <br />Con la ira que produce la impotencia <br />convivimos ahogados por desechos <br />en esta urbe antiguamente bella; <br />los pulmones, al borde del colapso, <br />luchan tenaces contra gases tóxicos <br />que dan mareos y producen tos. <br /> <br />Quienes fueron honrados están muertos <br />y sólo quedan residuos deletéreos <br />reforzados por el cáncer del desgreño, <br />con metástasis de odio en las cantinas, <br />con mendigos mugrientos en las calles, <br />con ruegos y quejidos en el viento, <br />con puñales traicioneros en los parques, <br />con hipócritas promesas en los templos. <br /> <br />Adiós ensueños, e ilusiones todas, <br />adiós proyectos y esperanzas muertas, <br />adiós formas de vida humanizadas <br />en esta cárcel fanática y violenta. <br /> <br />Adiós poema que enmudece solo <br />como grito lanzado en el vacío, <br />como barca sin vela y sin timón <br />en un mar de oleaje embravecido. <br /> <br />Adiós flores marchitas del jardín, <br />adiós taza de plata en la montaña, <br />cuna de hombres y mujeres generosos <br />que ya duermen en paz bajo la tierra, <br />y en estatuas de bronce salpicadas <br />por el pardo excremento de las aves <br />ambulantes, igual que los humanos, <br />en busca de pan, amor y abrigo <br />sobre un suelo de crímenes y penas.