Barcelona, 6 abr (EFE).- Jose Antonio Arrabal ingirió una combinación letal con su mano derecha y su escasa capacidad de tomar líquidos. El fármaco le durmió, le provocó una parada cardorrespiratoria y finalmente murió. Como el mismo reconoce en el vídeo que grabó en su casa y solo, en este trance podía haberle acompañado un médico y su familia. A este hombre de 58 años se le diagnosticó en agosto del 2015 esclerosis lateral amiotrófica. Sabía que estaba sentenciado.<br />En la misma mesa donde había dejado el fármaco, se pudo encontrar su DNI, una carta al juez, su historial médico y una hoja en la que se podía leer: no reanimación, suficiente para que hoy de nuevo se vuelva a abrir un debate que ya inauguró Ramón San Pedro, el tetrapléjico gallego que decidió poner fin a su vida en enero de 1998. <br />La polémica sobre la vida y la muerte de San Pedro sirvió para hablar de desesperación, para sumar apoyos de la opinión pública, y para suavizar una posible condena, pero aún hoy sigue sin ser legal en España, a diferencia de otros países, la asistencia para una muerte digna.<br />La realidad se impuso, lejos de catastrofismos, un diagnostico le llevó a tomar una decisión radical. Arrabal lo hizo como pudo, pero le acompañó la serenidad, según el vídeo y eligió para que se pudiera oír de fondo la música de una canción de Nino Bravo, que mejor propósito podía definir su objetivo: ser libre.<br /><br />IMÁGENES DEL VÍDEO DE El PAIS, DE LA SEDE DONDE SE CELEBRABA LA ASAMBLEA NACIONAL ANUAL SOBRE EL DERECHO A MORIR DIGNAMENTE Y DE LAS DECLARACIONES DE SU PRESIDENTA EN CATALUÑA, ISABEL ALONSO. Palabras clave: efe,muerte digna,arrabal,enfermedad
