¿Cuál será la suerte de un imperio cuando los países que desde siempre había considerado como colonias vasallas o ‘patios traseros’ no están dispuestos a seguir aceptando sus arrogantes imposiciones? <br /> <br />La particular arrogancia e ínfula supremacistas que define a las hienas imperiales, y el menosprecio por la realidad política de la región, ha conllevado al Gobierno estadounidense a cometer grandes errores. <br /> <br />La orden ejecutiva del expresidente estadounidense Barack Obama que señala a Venezuela de “amenaza inusual y extraordinaria para la Seguridad Nacional y la Política Exterior de Estados Unidos” provocó una reacción contraria en todos los espacios multilaterales que desde siempre han creído dominar. <br /> <br />La solidaridad mundial se manifestó. Además de la digna posición de los organismos regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones del Sur (Unasur), la Alternativa Bolivariana para Nuestra América (ALBA) y el Movimiento de países No Alineados (MNA) que reúne a más de 120 Estados miembros de Naciones Unidas, Rusia, China, Irán y otros países no tardaron en manifestar su más categórico rechazo a la medida de Obama, que lejos del “tecnicismo” que algunos argumentan, ha sido utilizada en el pasado para justificar las intervenciones militares en muchos países.
