En relación a la interacción entre los sistemas <br />vestibular, somatosensorial y visual, el conocimiento <br />actual nos demuestra que bajo la influencia de un <br />ambiente de microgravedad, la información aferente <br />proveniente de los otolitos está significativamente alterada debido a la eliminación de las señales relacionadas <br />con la gravedad. Esto se traduce en que los <br />otolitos dejen de proveer información relacionada <br />con la dirección de la cabeza o el cuerpo respecto a <br />la velocidad vertical conservándose sensibles únicamente <br />a las aceleraciones lineales del cuerpo10,11. Esta <br />alteración conlleva a importantes consecuencias, las <br />cuales requieren de complejos procesos adaptativos <br />y que pueden afectar el bienestar y actuación de <br />los astronautas durante su proceso de adaptación <br />al ambiente del espacio. La primera consecuencia <br />contempla la afectación de la coordinación entre la <br />postura del cuerpo y el movimiento. La ausencia <br />de gravedad no solo altera la información aferente <br />sensorial, también se ven afectadas las condiciones <br />mecánicas bajo las cuales el control de la postura y <br />movimientos son dirigidos. Los astronautas necesitan <br />aprender cómo movilizarse sin usar sus piernas <br />en un ambiente tridimensional cuyas fuerzas de <br />fricción son insignificantes. Normalmente, estas habilidades para desplazarse fácilmente se desarrollan dentro de las primeras 4 semanas en el espacio. Así mismo, la alteración <br />de señales vestibulares en el espacio involucran la <br />distorsión de los reflejos visooculares, que se expresan <br />por irregularidades en los movimientos de los ojos y en la estabilidad de la mirada fija, así como la pérdida de la congruencia usual observada entre las señales visuales, vestibulares y propioceptivas. La consecuencia más severa de esta serie de alteraciones, es el desarrollo de la enfermedad del movimiento en el espacio (EME), la cual se instaura dentro de los primeros minutos hasta 1-2 horas <br />posteriores al inicio de exposición a la microgravedad. <br />Usualmente dura de 1 a 7 días.
