Mateo 5:3–16 <br />3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. <br />4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. <br />5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra como heredad. <br />6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. <br />7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. <br />8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. <br />9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. <br />10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. <br />11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. <br />12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. <br />13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. <br />14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. <br />15 Ni se enciende una vela y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. <br />16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.