La falta de seguridad ha llevado a la organización humanitaria a tomar la difícil decisión tras la pérdida de siete trabajadores en nueve meses. El último de los tres ataques más graves se produjo el mes pasado y se cobró la vida de una fisioterapeuta española. La reducción de las operaciones afectará principalmente a los programas del organismo en el norte del país y busca reducir el riesgo para sus empleados.<br /><br />“La exposición al riesgo se ha convertido en nuestro mayor reto y preocupación. Sabemos que no existe el riesgo cero en Afganistán y no estamos apuntando a eso”, explica Mónica Zanarelli, jefa de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).<br /><br />La CICR cuenta con 1.800 empleados en el país asiático, donde lleva más de tres décadas operando. El de Afganistán es el cuarto mayor programa humanitario de la organización.<br />
