El ADN y el ARN son las moléculas de la vida. Ambos están compuestos de bases nitrogenadas montadas sobre un esqueleto de hidratos de carbono (desoxirribosa o ribosa). Tienen la capacidad, a través de la intervención de las proteínas, de copiarse a sí mismos, conservando la información genética que perdura en el tiempo y de generación en generación. El origen de la vida hasta aplicaciones biotecnológicas en medicina en sólo un mes parece tener una cualidad adicional, ya que puede actuar como una enzima, haciendo de él una molécula ideal para iniciar la vida de la nada. Esta es la razón por la que la teoría dominante, llamado el mundo del ARN, considera que este ácido nucleico apareció antes que el ADN. Sin embargo, dada su complejidad molecular, algunos científicos dudan de que estos dos ácidos pudieran surgir de manera espontánea hace 3,5 mil millones de años, cuando surgió la vida. Bajo estas condiciones, ¿qué moléculas podrían haber precedido al ARN y al ADN? Varios candidatos están en la pelea. Entre ellos se encuentra el ATN, ácido treonucléico, la treosa es un azúcar simple como la ribosa y la desoxirribosa. Puede que incluso se hubiera sintetizado en la sopa primordial, un conglomerado de moléculas de todo género y de todas las naturalezas posibles. John Chaput y su equipo en la Universidad de Arizona han investigado sus propiedades para determinar si tienen los requisitos necesarios para ser uno de los precursores de la vida… Y el ATN está ganando puntos. La diferencia entre los diferentes ácidos nucleicos está en el azúcar que los compone. La treosa del ATN es una molécula muy simple que tiene un átomo de carbono menos que la ribosa del ARN o la desoxirribosa del ADN. Por lo tanto, este carbohidrato se puede sintetizar con más facilidad y de forma espontánea. © Janlou Chaput Los resultados de su estudio, publicados en Nature Chemistry, certifican que han creado una molécula capaz de adoptar una estructura tridimensional y unirse específicamente a una proteína.
