Las imágenes muestran que el pequeño no estaba disfrutando del rito y lloraba desconsoladamente. El cura, nervioso, eleva la voz para seguir con su discurso, pero se molesta cuando la angustia del bebé lo interrumpe constantemente.<br /><br />Primero intenta calmarlo con la voz, pero su nivel de nerviosismo aumenta, y lo toma de la cabeza con firmeza y brusquedad.
