Entre jornadas agotadoras e interminables, como las del combate de los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos, es difícil que su salud mental no sufra entre tanta muerte y destrucción de la que son testigos.<br /><br />“Tienes bomberos trabajando de 12 a 36 horas seguidas en la línea de fuego, están físicamente y emocionalmente exhaustos”, dijo a la AFP el capitán Tony Bommarito, que recién volvía de trabajar en el combate de algunos de los primeros incendios de una temporada devastadora en California, que está lejos de terminar.<br /><br /><br />En este estado, de los más azotados, cinco funcionarios murieron hasta ahora en el fuego.<br /><br />“No somos superhéroes, todo el mundo tiene un límite”, añadió el bombero de 48 años en su estación en Yorba Linda, a 65 km al sur de Los Ángeles.<br /><br />En lo que va de 2018, 64 bomberos murieron en Estados Unidos, según cifras oficiales.<br /><br />No están incluidos allí los 45 suicidios que Jeff Dill registró en la estadística que lleva su ONG Firefighter Behavioral Health Alliance (FBHA), dedicada a apoyar a bomberos víctimas de depresión o trastorno por estrés postraumático (TEPT).<br /><br />“Se espera que seamos valientes, fuertes, corajudos para ayudar a los otros, pero nosotros no podemos pedir ayuda”, explicó Dill, un bombero retirado al que Shobert llamó cuando pensó en saltar de un puente en San Diego.
