Aquí, Juan Carlos Monedero (Madrid, 1963). Un verso libre, sí. Un personaje<br />poliédrico, también. El primero de los fundadores de Podemos en<br />desaparecer de aquella foto maldita de hace cinco años y en la que ya sólo<br />permanece Pablo Iglesias. Pese a todo, es el único de todos ellos que aún<br />milita en el “pablismo”. O no. Monedero en realidad no cabe en ninguna<br />etiqueta. Tiene molde propio. Los suyos, como los otros, le adoran o le<br />detestan, como si su personalidad no admitiera términos medios. Provocador<br />e irreverente es rara la vez que guarda silencio, mide las palabras o se<br />esconde tras la polvareda que levante algún asunto incómodo. Y eso tiene su<br />punto, pero también un precio. “Si todo tiene que arder, que arda con<br />Monedero”, ha dicho el diputado errejonista Eduardo Maura en medio de la<br />enésima, y quizá definitiva crisis interna antes de la escisión de los morados<br />después del conocido “pacto de las empanadillas” entre Errejón y Carmena.
