Han sido dos años dando vueltas a la ley de memoria histórica. Cuando se apruebe, antes de que termine la legislatura, será el principio del fin de símbolos franquistas en los espacios públicos de España.<br />Será la consecuencia más llamativa. Por ejemplo, las palomas de Santander perderán uno de sus lugares favoritos o las calles, que desaparecerán las dedicadas a los militares golpistas. Las administraciones públicas deberán retirar cualquier objeto conmemorativo de la sublevación militar, la guerra civil o la Dictadura.