<p>Así era Ámbros cuando tenía cuatro años. Nació con una extraña enfermedad, fisura de Tesier. Su madre lo llevó a la consulta de la ONG Cirujanos del mundo, en Uganda. Si no lo operaban moriría.&nbsp; Ahora, con ocho años, se recupera en Lugo de la última operación. La suya es una historia de superación. Su madre no se rindió y lo alimentó durante años con una jeringuilla, a través de la cuenca del ojo. Lleva aquí desde diciembre, y se ha adaptado sin problemas a su nuevo hogar.Sólo le quedan pequeños retoques y ponerle un ojo de cristal. En dos meses podrá volver a Uganda, con su otra familia.</p>