<p>Con los juegos aprenden a separarse de los padres. El temido momento de la incorporación laboral deja de ser un trauma porque mamá siempre vuelve. Jugar ayuda también a desterrar miedos. Se trata de libros sirven de guía para los padres porque ser padre también es un aprendizaje y jugar no es sólo cosa de niños. El niño funciona con el pensamiento mágico: una simple caja puede ser un tren y una radiografía un instrumento musical. La música es la gran aliada del lenguaje: comparten ritmo, melodía y armonía. Que nadie diga que las nanas son de otra época.</p>
