<p>Desde el pasado miércoles, Santiago Cortés, vecino de Granada, lleva sin probar alimento, salvo agua con limón que le da el cura de la parroquia, donde se aloja en huelga de hambre. Quiere denunciar su precaria situación económica y ver si logra renegociar con el banco la hipoteca de su casa. Santiago lleva diez meses en el paro y debe a su banco 3.000 euros, y con cuatro hijos, una hipoteca de 520 euros mensuales no sale adelante, ni siquiera con los 400 euros que recibe por el subsidio de desempleo. Los vecinos se han volcado con él, muchos se ven reflejados en unas circunstancias que saben que pueden sufrir también ellos.</p>
