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Ariel Castro en el alegato final: "No soy un monstruo. Estoy enfermo"

2019-04-01 38 Dailymotion

<p>Con cara inexpresiva, Ariel Castro se ha sentado ante el juez esposado de manos y pies. Igual de fr&iacute;a ha sido su primera frase. &quot;Me gustar&iacute;a pedir perd&oacute;n a las v&iacute;ctimas&quot;, ha dicho. No dejaba de mirar de reojo hacia atr&aacute;s: a Michelle Knight, la &uacute;nica de sus tres v&iacute;ctimas presente en una sala en la que se ha revivido aquella pesadilla. Una maqueta ha explicado c&oacute;mo era vivir en aquella casa de los horrores, con agujeros en las paredes para que las cadenas de las tres chicas siempre las retuvieran. Tambi&eacute;n se ha mostrado la pistola con la que las obligaba a jugar a la ruleta rusa o la carta en la que se reconoce como un &quot;depredador sexual&quot;. Im&aacute;genes y recuerdos muy duros aunque f&iacute;jense en la sonrisa de su cara cuando ha tocado hacer una pausa. Antes del turno de Michelle. Que primero se ha abrazado con fuerza a las madres de sus dos compa&ntilde;eras de cautiverio. Despu&eacute;s, y pese a las l&aacute;grimas, no le ha temblado la voz. &quot;Yo he sufrido once a&ntilde;os de infierno. Ahora empieza el tuyo...La pena de muerte ser&iacute;a demasiado f&aacute;cil. Mereces pasar la vida en la c&aacute;rcel&quot;, ha se&ntilde;alado Michelle Knight. Pero ella no ha tenido la &uacute;ltima palabra. Su verdugo ha vuelto a hablar: &quot;No soy un monstruo. Estoy enfermo&quot;. Y ha intentado justificar lo que hizo en los abusos de su infancia o su adicci&oacute;n a la pornograf&iacute;a. Una declaraci&oacute;n con la que pretend&iacute;a, seg&uacute;n su familia, mostrar su otro yo, m&aacute;s humano. De poco le ha servido. El juez ya ten&iacute;a redactada su condena cadena perpetua.</p>

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