<p>Corren por la cubierta del yate desesperados, buscando entre las olas de un océano Pacífico embravecido alguna pista de Andrew, el compañero que ha caido al mar cuando cambiaba una vela. Desde la cabina, petición de socorro. Un Mayday que han repetido durante la última hora y media. Y de repente, un punto naranja y amarillo. Es Andrew Taylor. De inmediato, empieza su rescate. Un compañero se cuelga para acercarse hasta él. Está consciente pero no es fácil mantener la posición entre el fuerte oleaje con rachas de viento de hasta 70 kilómetros por hora. Al final, lo consiguen. Andrew, con claros sintomas de hipotermia, parece estar bien aunque resopla cuando le llevan al interior. Allí, sonrisas de alivio de sus compañeros de la regata Clipper y una confesión del rescatado: no sabía si le estaban buscando ni si le habían visto. Por eso había hinchado mucho el chaleco salvavidas pero al final, le estaba perjudicando porque el viento le arrastraba más rápido. Superado el susto, incluso ha bromeado con que le gustaría continuar en la competición. Tendrá que esperar a llegar a San Francisco, su proxima parada, para ver lo que opinan los médicos de esa idea.</p>
