<p>A las ocho en punto de la mañana han abierto las urnas en Crimea, a las que están llamados, en referéndum, más de un millón y medio de habitantes. Los crimeanos tienen que decidir si dejan de formar parte de Ucrania y se anexionan a Rusia o si recuperan la constitución de 1992 y continúan constituyendo una región autónoma en Ucrania. Pero la votación no está reconocida ni por Estados Unidos ni por la Unión Europea, ni por Ucrania, donde los referendos locales son ilegales. Pero sí está impulsada por Rusia, que juega con la certeza de que la mayoría de los crimeanos, de su misma etnia y que hablan su idioma, votarán a favor de la adhesión.En la capital de la poderosa Federación rusa, miles de personas apoyan la secesión y prácticamente ya les dan la bienvenida como nueva provincia.Mientras, en Kiev, otros miles se concentran a las puertas de la embajada rusa para protestar por la celebración del referéndum.Pocos dudan del resultado, que se conocerá a partir de las ocho de la tarde. Salvo sorpresas, esta estratégica península se independizará de Ucrania y regresará a manos rusas con el miedo de que se produzca un efecto llamada que haga que las mayorías rusoparlantes del este de Ucrania quieran seguir por el mismo camino.</p>
