A cuerpo descubierto, un hombre trata de poner fin a la explosión de violencia en la segunda jornada de protestas en Venezuela. Armado con una biblia en la mano, desafía a las fuerzas chavistas subiéndose a uno de sus blindados. Pero la única respuesta que obtiene es un disparo. La misma que se ha repetido desde que empezó la llamada madre de todas las marchas.<br />Mientras los gases lacrimógenos del Ejército inundan las calles, desde las motos, los guardias del gobierno disparan a quemarropa a la población que huye aterrorizada. Quieren evitar a toda costa que se unan a las manifestaciones contra Maduro que hay en Caracas y las principales ciudades del país y ni la gente que se queda en sus casas está a salvo.<br />El gobierno responsabiliza a la oposición de la sangre derramada en las calles.<br />De momento, han sido tres los muertos, entre ellos, una joven que corre y a la que finalmente disparan. Maduro va a demandar al líder opositor Henrique Capriles por responsabilizar de este asesinato al Ejército. "La basura de Capriles, si tiene que ir a la cárcel que vaya y pague por su difamación", ha señalado.<br />La respuesta de los opositores es la movilización permanente en la calle. Hoy van a mantener vivo el pulso como el de la mujer que ha hecho retroceder a una tanqueta y se ha convertido en el símbolo del pueblo contra el chavismo. <br />-Redacción-
