Yenny Bastida es la unión de los colores vibrantes con los cálidos, es la presencia de las texturas que transportan a lugares con historia, es el encuentro de las rayas que rompen con lo monótono, y en resumidas cuentas es Venezuela hecha prendas.<br /><br />Iniciamos con la descripción de su creación, porque nada define mejor a esta diseñadora que es la suma de lo que ha hecho, para que hoy su marca, sea una de las más relevantes del país.<br /><br />La mujer que comparte su nombre con lo que desde siempre supo que quería hacer, es de Chivacoa, estado Yaracuy, hija de inmigrantes, producto de una mezcla cubana-portuguesa, y luce una cabellera negra, piel blanca y una sonrisa poderosa que hace juego con su mirada amigable.<br /><br />Yenny nunca dudó que quería ser diseñadora, quizá esto se deba a las actividades manuales y de costura que hacía con sus abuelas, pero preguntarle cuándo lo supo sería erróneo porque nació con ella, igual que el emprendimiento debido a que su familia posee la carga genética que hace inmediato el paso de lo soñado a lo tangible.<br /><br />Por estas razones no fue sorpresivo para los padres de la joven de la familia Bastida el escuchar que estaba lista para abrir su tienda. Ellos lo sabían y la apoyaron, este apoyo traspasó a familiares y amigos y en la actualidad envuelve al país.<br /><br />Sin embargo, lo mejor de todo lo que ha creado Yenny se encuentra escondido en Yaracuy, y nos referimos a él como “escondido” no porque no se tenga acceso a él sino porque es el tesoro que da vida a lo más importante de esta marca, su taller. Sede que alberga tanto a las mujeres detrás de las puntadas de cada pieza como a los hijos de ellas, donde se les da educación y alimento para que con este gran grano de arena se ayude a los pequeños, a sus madres y al país.<br /><br />Cada pieza de Yenny Bastida es un aporte a esta acción social y eso hace de esta diseñadora enamorada de su país, su mayor distinción.
