Constantemente somos bombardeados por un cúmulo de información incesante. Información que nos llega en gran cantidad, muy heterogénea y compleja. Para no sobrecargar el sistema atencional del organismo, existe un filtro capaz de seleccionar o atenuar la información en función de nuestras expectativas o de la importancia del mensaje. Esto significa que si estamos conduciendo, damos mayor prioridad cognitiva al semáforo en rojo que a un pajarillo que sobre vuela la calle, (básicamente por supervivencia). <br />Existen diferentes autores que proponen dicho filtro con una función u otra. <br />Broadbent postuló que el filtro es un mecanismo radical de todo o nada, es decir, que o bien pillas el mensaje y lo analizas, o se pierde en el olvido. <br />Ann Treisman sin embargo, afirmaba que el filtro atenuaba los mensajes no atendidos, reteniéndolos temporalmente en el almacenamiento sensorial a corto plazo, para poder recuperarlo al darle mayor prioridad. <br />Tanto Broadbent, Cherry y Ann Treisman se encontraban en el grupo de el filtro como un mecanismo precategorial, lo que significa que el mensaje se filtraba antes de ser analizado, lo cual no tenía mucha lógica ya que, ¿cómo sabemos que mensaje es prioritario sin analizarlo? <br />Los modelos de filtro poscategoriales si tienden a una mayor lógica, ya que dicho filtro actúa tras el procesamiento de la información, sabiendo así qué mensajes son prioritarios y cuales no. Es el caso de los autores Norman y Deutsch. <br />Norman se centra en el mecanismo analizador del mensaje y cómo funciona de manera paralela a la selección de la información.