★ Suscríbete a ASÍ ES LA VIDA: http://bit.ly/2rH5mEv<br /><br />★ ¿QUIERES QUE TRANSFORMEMOS TU HISTORIA EN UNA ANIMACIÓN? ENVÍALA A yt@tsp.cool<br /><br />¡UN ACTOR PROFESIONAL LE DARÁ VOZ, Y UN ANIMADOR LA CONVERTIRÁ EN UN VIDEO!<br /><br />Este joven se llama Ross, y es una contradicción viviente. Es un albino negro. Tiene piel blanca, cabello rubio y ojos avellana. No puede exponerme al Sol y su visión es muy mala. Nadie predijo una vida feliz para él al nacer, pero su objetivo es probarles que se equivocan.<br /><br />El primer y más obvio problema de Ross es que es casi ciego. Sufre de movimiento ocular rápido constante y no puede leer nada sin lentes. También tiene problemas con la percepción de la profundidad y la coordinación mano-ojo. Cuando nació, los doctores y los trabajadores sociales le anticiparon a su madre que tendría las mismas limitaciones que una persona ciega toda la vida. Además de eso, debería lidiar con otras dificultades.<br />Su infancia fue muy solitaria. Los estereotipos lo condenaron: venía de una familia negra en el vecindario negro, y asistió a una escuela mixta. Y por más que no suene justo, en un punto debía juntarse con los chicos negros o los chicos blancos. ¿Adónde pertenecía Ross? Lo triste era que los chicos negros suponían que él era blanco, cosa bastante lógica al ver su piel blanca y su cabello rubio. En cambio, los chicos blancos lo evitaban porque en realidad es negro. Eso lo dejó completamente solo: sin amigos, sin personas con las que salir y sin una identidad clara. Tuvo que adaptarse.<br /><br />Lo bueno es que nunca lo molestaron. Ross era tan claramente distinto de los demás, que no tenía sentido señalar lo obvio. Además, todos los profesores sabían que su visión era muy pobre, así que sentían pena por él e intentaban hacerle la vida más fácil, demasiado fácil para su gusto. Por ejemplo, Ross siempre era el último al que le preguntaban algo y, por más que era bastante bueno en los estudios, asumían que le resultaría difícil o le daría mucho miedo hablar frente a los demás.<br /><br />Pero, sabes, si bien nadie era malvado con él, en un punto quiso socializar más con los demás. Como recordarás, nadie lo aceptaba como un par. Se le ocurrió que quizá los deportes podrían unirlo al resto. ¿Pero qué deporte podría practicar? Su profesor de educación física lo hacía hacer cosas muy sencillas separado de mis compañeros: un poco de ejercitación, nada demasiado emocionante. Mientras tanto, todos jugaban al fútbol americano, al baloncesto o a otros deportes de equipos de los que Ross no participaba. Un día decidió que había llegado la hora de integrarse.<br />Le preguntó al entrenador: “¿Podría dejarme jugar con los demás?”. El juego era bastante fácil; algo como fútbol americano o rugby, pero más simplificado. Nada demasiado difícil para él. Su profesor dudó por un segundo, hasta que dijo: “¿Por qué no? <br /><br />Intentémoslo…”. Ross vio expresiones molestas en las caras de sus compañer
