La escena es para partirse la caja de risa y para analizarla con detalle, porque da para alguna conclusión luminosa.<br /><br />De fondo, los enardecidos estudiantes del Instituto catalán, manifestándose con señeras y coreando esloganes independentistas al unísono, mientras escuchan arengas nacionalistas.<br /><br />Y en medio de ellos, el malote de la bandera española, encaramado a un patinete, se luce con un cigarrillo en la boca, haciendo círculos e indiferente a los gritones que ni se atreven a decirle una palabra.<br /><br />No por respeto, educación, tolerancia o algo parecido, sino porque el malote tiene fama de repartir unas hostias como panes.<br /><br />A lo mejor, el claudicante Gobierno Sánchez podría tomar nota.