★ Suscríbete a ASÍ ES LA VIDA: http://bit.ly/2rH5mEv<br /><br />¡Hola! Me llamo Valerie, y tengo 17 años. Esta es una historia de venganza sobre mi propia mamá. Ella me quitó el teléfono y reveló todos mis secretos. Y, cuando tuve la oportunidad de hacer lo mismo, ¡la aproveché! Pero ahora… estoy avergonzada: las cosas no salieron para nada como yo esperaba.<br /><br />Cuando cumplí 16, conocí a un grupo de personas. La mayoría tenía 17 y 18 años, y eran asombrosos. Iban a fiestas todo el tiempo y hacían actividades de lo más increíbles, como ir al bosque en medio de la noche, lanzar unos cuantos fuegos artificiales ruidosos y esconderse de la policía cuando esta iba a investigar el alboroto. No sé si era cierto, pero me parecía muy emocionante. Además, el chico del grupo que tenía auto, Jonathan, era superlindo. <br /><br />Imaginen mi emoción cuando lo seguí en Instagram y él también me siguió. Comenzamos a conversar y un día me invitó por fin a salir con su grupo. ¡Nunca había estado tan entusiasmada en toda mi vida! Fiestas constantes, salir a lugares extraños y hasta explorar lugares abandonados o reunirnos en la casa de alguien. Era genial, y creo que yo le gustaba a Jonathan.<br /><br />Sin embargo, no duró mucho. Mis padres eran personas ocupadas, trabajaban todo el tiempo, así que tenía bastante libertad y podía hacer todo lo que quería. Pero yo nunca había salido demasiado, y ahora siempre me encontraba en otra parte. Pronto, mi mamá se dio cuenta. Una mañana me preguntó qué sucedía, y fingí que estaba apurada por llegar a la escuela: le dije que salía con amigos y me fui. <br />En otra ocasión, me pidió que quitara la ropa de la lavadora. Mientras lo hacía, ella tomó mi teléfono y revisó todo. Tenía historias de Instagram donde mis amigos y yo aparecíamos festejando, conversando sobre nuestros planes y haciéndonos bromas.<br /><br />En cuanto terminé con la ropa, regresé a mi cuarto. Encontré a mamá sentada en la cama, con una cara severa, como lista para destruirme por completo. Después de una hora de gritos, papá llegó a casa. Nos vio discutir y simplemente se fue, no quería ser parte de eso. Mamá me quitó todo: mi teléfono, mi laptop, todo. Y esa no fue la peor parte: averiguó los números de los padres de algunos de mis amigos y les contó todo. Algunos no se molestaron porque, quiero decir, la mayoría tenía 17, pero el resto fue castigado. Había un par que estudiaban en la misma escuela que yo; cuando intentaba hablarles,
