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Me vengué de las chicas que me torturaron en la secundaria, 10 años después

2020-05-24 38 Dailymotion

★ Suscríbete a ASÍ ES LA VIDA: http://bit.ly/2rH5mEv<br /><br />Hola, amigos. Me llamo Bruce y tengo 25 años. Hace poco estuve a punto de ir a prisión por cargos falsos. Y lo peor de todo es que fue el resultado de mi plan de venganza contra dos bullies de mi escuela. Yo solo quería hacer justicia; en lugar de eso, volví a convertirme en un chivo expiatorio.<br />Todo comenzó con un mensaje en un grupo de chat. Habían pasado exactamente 7 años de nuestra graduación de la secundaria, y mis compañeros querían organizar una reunión. Mis manos comenzaron a temblar, de pronto sudaba como loco. Tuve un ataque de pánico en cuanto recordé a mis compañeros. Sucede que yo no era muy popular en la escuela, más bien todo lo opuesto. Era la persona a la que todos señalaban, el objeto de burlas. Uf, la escuela me dejó varios problemas psíquicos, tuve que trabajar mucho con mi psicólogo. Era muy inseguro, tenía baja autoestima y síndrome del impostor. Es decir, creía que no merecía todo lo que había conseguido, creía que me había sucedido por azar o suerte. No puedo decir que fuera exitoso, pero trabajaba en informática. Con solo 25 años, ya había conseguido mi propia casa y un auto. Pero no lograba superar el horror de la vida escolar.<br /><br />Le pedí ayuda a mi psicólogo de inmediato, y pronto hallamos la raíz del problema: Sarah y Jasmine. Oh, las odiaba con todo mi corazón. Ellas eran las que más me molestaban en la escuela. Eran las chicas “buena onda”, todas las cosas malas que me hacían contribuían a su popularidad. Un día me quitaron mis dinosaurios de juguete y me los regresaron completamente arruinados. Les habían arrancado las patas y las habían pegado a otros cuerpos con cinta adhesiva. Muy graciosas. Lo peor de todo era que una de ellas me gustaba mucho: Jasmine. Creo que ella sabía que me gustaba y que por eso era tan cruel conmigo. Ahora puedes entender por qué no quería ir a la reunión. Sí, había cambiado mucho, pero las heridas no habían sanado del todo.<br /><br />Pero mi psicólogo tenía otra opinión: creía que yo debía ir a la fiesta y hablar con las abusivas. Y no solo hablar: tenía que perdonarlas. Eso sanaría por fin mi dolor. Reuní todas mi voluntad y llegué al lugar acordado. Pero lo que pasó en esa fiesta puso mi mundo de cabeza. <br /><br />Me sorprendió descubrir que mis compañeros estaban muy felices de verme. Se mostraban muy interesados en lo que yo hacía y hasta me felicitaron. Dijeron que yo era un sujeto muy madur

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