Tristeza y nostalgia provocan las aulas desoladas a los profesores, quienes ahora imparten sus clases por internet frente a un salón lleno de butacas vacías.<br /><br /> El silencio de los centros educativos extraña la alegría y el vigor de los niños y adolescentes que colmaban sus pasillos.<br /><br />Los profesores se unen a la melancolía de las escuelas, siendo el contacto físico con los estudiantes la principal constante que extrañan.<br /><br />“En realidad es un proceso muy difícil de asimilar”, expresó la maestra Raddys Féliz, quien además describió a sus estudiantes como “sus niños”.<br /><br />Esta docente que imparte clases a niños de sexto de primaria explica con voz melancólica que “cuando uno está con sus niños aquí uno se siente como feliz, aunque uno pelee y diga cosas, pero uno se siente como una familia. Al venir aquí al centro y no estar con esos niños los extrañamos, de verdad”.
