Yo empecé en esto del periodismo hace una eternidad. Apenas terminada la mili, poco después de morir Franco y recién licenciado en Ciencias de la Información y en Derecho.<br /><br />Y siempre he sostenido que es esencial, para llegar al lector, al espectador o al oyente, equilibrar lo importante con lo interesante.<br /><br />Cierto que, si pones cara de estreñido y enhebras frases muy complicadas, siempre habrá un buen porcentaje de cenutrios que se queden con la impresión de que sabes mucho, pero no lo recomiendo.<br /><br />Mejor ser directo, ameno e incluso sonreír, aún a riesgo de que algún bobo piense que no eres suficientemente intelectual.<br /><br />Deberíamos hablar de Pedro Sánchez, de su desastrosa gestión, de sus inmundos apaños y de sus mentiras, pero hoy, excepcionalmente quiero poner el foco en las Islas Baleares, porque –incluso más que Cataluña o país vasco- sirve para entender el desastre, la vergüenza, la ignominia en que el PSOE y sus compinches están metiendo a España.<br /><br />Esa región, que tiene poco más de un millón de habitantes y que todo el mundo identifica con vacaciones, playa, fiesta y hasta felicidad, se ha convertido en el paradigma del disparate, del fanatismo ideológico y la estupidez.<br /><br />Se acordarán ustedes, porque fue sólo hace siete meses cuando el socialista José Hila, alcalde de Palma, decidió cambiar el nombre de varias calles de la ciudad que le parecían ‘franquistas’ y entre las condenadas estaban la calle Toledo, las dedicadas a los almirantes Churruca, Gravina y Cervera.<br /><br />No creo necesario recordar que Churruca y Gravina murieron en la Batalla de Trafalgar, casi un siglo antes de que naciera Franco y que Cervera, luchó con heroísmo infinito en la Guerra de Cuba, cuando el futuro Generalísimo tenía seis años.<br /><br />Esto del alcalde Hila sería una idiotez más, si no tuviera como entorno la desquiciada coalición de izquierdas que preside la socialista Francina Armengol en Baleares y que es capaz de cualquier tropelía.<br /><br />La antepenúltima ha sido obligar al Ayuntamiento menorquín de Es Castell a eliminar toda referencia a la Guerra Civil en el texto de la placa de homenaje al alcalde Francisco Gimier, asesinado en 1936 por un grupo de milicianos comunistas y militares republicanos. <br /><br />La penúltima, no incluir en el censo de víctimas y desaparecidos de la Guerra Civil a Juan Huguet, sacerdote de la localidad menorquina de Ferreries, asesinado en julio de 1936 por la brigada republicano Pedro Marqués y poner en su lugar al asesino, quien tres años después de su crimen, en 1939, fue detenido, juzgado y fusilado por las tropas franquistas. <br /><br />Y la última, de momento, es una encuesta pagada con dinero público, en la que se exige a todas las familias con niños cursando Educación Infantil o Primaria, que aclararen si su hijo es «niña, niño o ninguna de las anteriores». Literal. <br /><br />Con esta chorrada cósmica, los socialistas y sus compadres pretenden, al parecer, mejorar los derechos de niños y adolescentes. <br />